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Las Saetas y la Hermandad de los Nazarenosde Cristo

Manuel Carmelo Serrano Serrano

El origen del término “saeta” es incierto, creyéndose que quizás provenga del latín “sagitta”, que significa verso o plegaria que va dirigida directamente a Dios o hacia la Virgen como una flecha. Ya en 1803 el Diccionario de la Real Academia de la Lengua la define como “ cada una de aquellas coplillas, sentenciadas y morales, que suelen decir los misioneros y también se suele decir durante la oración mental.” De esta definición se infieren sus orígenes puesto que la primitiva saetas provienen de los cantos o recitados que en voz alta hacía el clero, en sus misiones, actos penitenciales y religiosos por las calles durante los siglos XVI y XVII.

            Una de las primeras referencias escritas de la saeta la encontramos en un libro impreso en Sevilla en 1691: “Mis hermanos los reverendos Padres del convento de Nuestro Padre San Francisco todos los meses del año el domingo de cuerda. Por la tarde, hacen misión, bajando la comunidad a andar al Viacrucis con sogas y coronas de espinas, y entre paso y paso cantaban saetas” (Fr. Antonio de Escaray). Estos cantos pasaron al pueblo de una forma sencilla y llana, convirtiéndose en romances alusivos a la Pasión de Nuestro Salvador.

            Este tipo de saetas “asalmodiadas” se ha ido extinguiendo  con el paso del tiempo, y son escasos los lugares donde todavía se pueden escuchar este tipo de saetas no aflamencadas. Si bien el nacimiento de las saetas pudo tener lugar en el siglo XVII, no existen documentos que lo avalen, su desarrollo y esplendor lo alcanzan durante los siglos XVIII y XIX. Siendo en el último tercio del siglo XIX cuando se empiezan a realizar saetas bien moduladas y con una métrica adecuada.           

            El nacimiento de la saeta popular y la costumbre de cantarla el pueblo para expresar su sentimiento data aproximadamente de 1840, esta saeta, primitiva y casi perdida en la actualidad, conmovía por su entonación grave, pausada y monótona, era pobre de estilo y ejecución, y nació como consecuencia de las modificaciones que sobre las primitivas saetas realizaban los distintos interpretes  de cada localidad andaluza, manteniéndose siempre como tema fundamental de estas coplas la Pasión y Muerte de Jesucristo y todas las circunstancias que lo rodearon.       

            Es en los primeros años veinte cuando se empieza a divulgar de una manera profusa la saeta como cante flamenco citando algunas fuentes a Enrique el Mellizo como uno de sus primeros intérpretes, aunque este honor también se le atribuye a Manuel Centeno o a don Antonio Chacón.

            La saeta flamenca, para autores como Gabriel del Estal,  no nace en un preciso instante, ni es fruto de la inspiración de un único artista, sino que es fruto de una lenta transformación, que se produce al ir introduciendo tercios flamencos en la saeta antigua, de manera que se le va despojando poco a poco de su antigua musicalidad, hasta que logra una forma distinta, nueva e innovadora: la saeta flamenca. Sirva como muestra el siguiente comentario del gran Antonio Mairena: “En principio de siglo llegó a Sevilla una sencilla forma jerezana que se empezó a llamar saeta por seguiriyas , la que una vez dentro de la  Catedral sevillana se convirtió en un gran cante, con tanta o más dificultad y duende como el mejor cante por seguiriyas...”.           

            De esta forma la saeta se destaca como parte integrante del cante jondo en dos facetas importantes: las que se derivan de las tonás y las que se encuentran en línea directa de la seguiriya, según pertenezcan a la escuela sevillana o a la escuela jerezana. Sin olvidarnos de otras localidades que poseen estilos propios,  tales como la saeta de Málaga, la de Cádiz y sus Puertos, o la de los pueblos de  la sierra de Córdoba.

La saeta se ha convertido en un cante de muy difícil ejecución, aunque una saeta cantada con pobre voz pero llena de sentimiento sincero, nos conmueve de la misma manera puesto que también cumple su misión de herir el corazón con esa honda plegaria.

“ Cristo, de Gracia te pido

que vuelva la cara atrás,

que a los ciegos le dé vista

y a los presos libertad.”

Una saeta sevillana sería:

“ Que redoblen los tambores

y las trompetas muy despacio.

Contemplando al Gran Poder,

va caminando despacio.

Fijarse, gitanos, en él.”

Como ejemplo de saeta jerezana encontramos:

“ Por una montaña oscura

va caminando mi Jesús,

y como la noche estaba oscura,

Judas lleva la luz.”

La Hermandad en sus inicios apostó por el cante de la saeta, siendo frecuente en nuestras procesiones escuchar este cante durante nuestros recorridos. Saetas que eran previamente programadas y casi en su totalidad cantadas por el “cantaor” José  Manuel Cortés.

Así en el libro de actas de la hermandad encontramos una referencia a la saeta en el acta del día 23 de Marzo de 1983:

            “ Se cantarán saetas en un total de 5 en los siguientes lugares: Estanco Pina, en la entrada de la Rambla, en la salida de la Rambla, en la Avenida José Antonio y en el barrio Lucas en la Avenida 18 de Julio.

                En el momento de cantar saetas toda la hermandad para, el cabo de la banda (con la caja) va hacia el lugar donde se encuentra la Cruz y ésta a su vez avanza hacia el lugar de cantar la saeta, en el momento de empezar a tocar el tambor, todas las cruces se levantan, poniéndose a la altura de la cintura...”

Observamos como todo el proceso del cante de la saeta estaba perfectamente estudiado, para provocar el mayor recogimiento posible de manera que la saeta calara en las gentes que la escuchaban. Saetas de esta época  son  las siguientes:

“ Crucifijo de agonía

crucifijo de agonía

los nazarenos te llevan

con dos antorchas de fuego

por ese humilde camino

en ese  humilde silencio”

Posteriormente con la llegada del Cristo de la Caída en 1986 encontramos letras de saetas tales como:

“ Que hermosura, que hermosura de Jesús,

tiene la cara morena,

y va a morir en la cruz.

Por los pecaos de la tierra

el Nazareno Jesús”

“ De oro son las potencias

   de tu corona de espinas.

   Llévalas con paciencia,

y sobre tu espalda divina,

la Cruz de la penitencia.”

“ Haciendo camino van,

los Nazarenos de Cristo,

para subir a este monte

con el madero divino.”

Este lanzamiento de la saeta en nuestra Semana santa, hizo que muchas personas se lanzaran a cantar saetas de forma espontánea al paso de ese Cristo o esa Virgen que les conmovía. Ciñéndonos a

Nuestra Hermandad, ha visto, con el paso de los años, como personas como Maria Pacheco, Mari Carmen Praes o Monse Aparicio, en uno u otro momento se han lanzado al cante de una saeta al ver pasar a nuestro Cristo de la Caída:

“ El Coronado de espinas

pisando el áspero suelo

hacia el calvario camina,

de sangre y forma un sendero,

con su pisada Divina.

Ya no hay por qué te iguales,

ni cruzada santa divina,

por que el fruto de tus hechos

se lo comen los enfermos

y sanan de sus dolencias”

                              María Pacheco S.S..96

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